La palabra distimia puede parecerle rara. Y es que va tan de la mano de su hermana la depresión que resulta casi imposible separarlas.
La distimia es un trastorno del ánimo muy parecido a la depresión que, aunque leve, suele ser crónico. Las personas que la padecen suelen sentirse apáticos y abatidos. La enfermedad puede llegar a superarse, pero en un estado avanzado puede desencadenar en un problema mayor.
Sus pacientes pueden llegar a lidiar con la patología por más de dos años, y es ya considerado el trastorno más frecuente entre los españoles por detrás de la depresión y la ansiedad. Según un estudio de la ESEMed-España, afecta a casi un 1,5% de la población, la mayoría de ella mujeres.
El origen de la distimia no está muy claro, muchos expertos lo atribuyen a la alteración de la serotonina, el neurotransmisor responsable de manejar los juicios y las emociones. También está ligada a situaciones de estrés continuadas y factores de personalidad.
Con la distimia todo parece ser irrelevante, el interés por las actividades diaria lleva al menoscabo de la productividad laboral y a un exacerbado nivel de autocrítica que reduce la calidad de vida.
Estos son algunos de los comportamientos que suelen aparecer en un cuadro de distimia:
- Falta de concentración.
- Perdida de interés por cosas que antes eran placenteras
- Falta de apetito o comer en exceso.
- Fatiga o falta de energía.
- Sentimiento de culpa muy exagerado de sí mismo
- Dificultad para tomar decisiones.
- Baja autoestima.
- Estado de ánimo deprimido.
Para contrarrestar los síntomas de la distimia es necesario priorizar un tratamiento en base a terapias psicológicas, en pos de alejar a los pacientes de pensamientos negativos y de controlar el estrés.
Estos son algunos consejos que pueden ayudar a la prevención de la distimia.
- Dormir lo suficiente para poder rendir al día siguiente.
- Cultivar las relaciones sociales
- Evitar situaciones de estrés y moderar las actividades.
- Comer adecuadamente.
- Realizar alguna actividad deportiva o de ocio.
Los casos de distimia crónica pueden ser susceptibles de una incapacidad temporal. Este trastorno puede mermar el rendimiento laboral del enfermo y provocar una baja laboral mientras dure el tratamiento.
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